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Análisis

El reto de alcanzar el 5% en gasto militar en la cumbre de la OTAN: la seguridad europea, a debate

  • El interés de Donald Trump por aumentar el porcentaje de gasto en defensa marcará el tono de la reunión
  • La cuestión obliga a los líderes europeos a afrontar recortes en gasto social y convencer a su población de los riesgos
El reto de alcanzar el 5% en defensa en la cumbre de la OTAN: cuentas claras para una Europa segura
Diseños de los armamentos más representativos de la OTAN, de izquierda a derecha y de arriba a abajo: un F-35, el portaaviones USS Dwight D. Eisenhower, municiones OTAN y un tanque Leopard 2 ADRIÁN ROMERO
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La OTAN vuelve a celebrar su cumbre anual con la notable visita del presidente estadounidense, Donald Trump, y la omnipresencia de su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. La asistencia del mandatario norteamericano y su interés por el porcentaje de gasto en defensa marcará el tono de la reunión. Y con la situación en Oriente Próximo, puede que, por primera vez desde el inicio de la invasión rusa, la guerra en Ucrania quede relegada a un segundo plano.

Estados Unidos ya no está dispuesto a financiar en solitario la seguridad del continente, mientras Europa continúa fragmentada en su coordinación estratégica. La nueva meta es la de alcanzar un 5% del PIB en gasto militar, pero este incremento no convence a todos los países. En el caso de España, el Gobierno defiende que no aumentarán el gasto por encima del 2,1%. La OTAN ya ha propuesto mecanismos flexibles para incluir las demandas españolas y de otros países en la cumbre.

"La producción de algunos sistemas [de defensa] tendrá que duplicarse, triplicarse o cuadruplicarse", contempla el profesor en la Escuela Solvay de la Universidad Libre de Bruselas, Guntram Wolff. "Así que hablamos de diferentes aumentos de producción. "¿Es posible hacerlo? Sí, no hablamos de cifras imposibles. Ahora bien, si se hará políticamente, es una cuestión más compleja", considera.

A medida que se acercaba la cumbre, algunos países aliados se han mostrado receptivos a la propuesta de Rutte de un gasto en defensa dividido en dos niveles. Por un lado, un 3,5% del PIB destinado a presupuestos militares convencionales y equipamiento, y un 1,5% adicional para partidas como ciberseguridad, infraestructura y logística crítica. España debe aspirar a cumplir con al menos el 3,5% de este gasto, tal y como señaló Rutte el lunes.

"Quedan preguntas abiertas sobre el plazo para alcanzar este objetivo y las métricas específicas que se aplicarán para contabilizar dicho gasto", sopesa el miembro de políticas en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Rafael Loss. "Pero en general los líderes de la OTAN están más dispuestos a aumentar la inversión de defensa que en cualquier otro momento desde el fin de la Guerra Fría", asevera.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ya advirtió que la Alianza podría verse en serias dificultades si no incrementaba la inversión y la capacidad de producción militar. Según sus consideraciones, Moscú produce en tres meses una cantidad de armas equivalente a la de la OTAN en un año.

"Estamos en un momento en el que no se puede descartar la posibilidad de un ataque directo [ruso] contra un país europeo", reconoce Wolff. "Muchos podrían tomar como impensable una agresión contra un país de la OTAN, pero los rusos tienen mucha experiencia militar y podría ocurrir en los próximos años", advierte.

Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los países de la Alianza es el rechazo de parte de la población de aumentar el gasto en defensa en detrimento de la inversión en gasto social. De acuerdo con una encuesta de Gallup International, poco más del 30% está dispuesto a luchar en caso de una guerra. "Además, está el hecho de que depender de las armas, de una política exclusivamente armamentística, es un error cuando se descuida la diplomacia", considera el director ejecutivo de Científicos por la Responsabilidad Global, Stuart Parkinson.

Gastar más; gastar mejor

Solo 23 de los 32 miembros de la OTAN cumplieron el objetivo del 2% de gasto en 2024, según cifras estimadas de la organización. Desde el inicio de la invasión rusa, la Alianza ha insistido constantemente en que los miembros deben incrementar sus presupuestos militares. Por supuesto, el gasto en defensa es necesario, y la justificación de su aumento radica en estar mejor preparados ante amenazas múltiples.

"La evaluación de la OTAN refleja que se necesita mantener una preparación suficiente en una arquitectura de defensa colectiva para protegerse de riesgos provenientes de cualquier dirección", comenta Loss. "Pero al ser una Alianza compleja, hay que reconocer que los 32 aliados tienen deseos y percepciones de amenazas particulares que deben ser expresados en las negociaciones", asume.

"[El objetivo del 5%] representa un proceso de planificación de defensa más racional y sólido que sugiere que, en el futuro, las fuerzas armadas de la OTAN serán más numerosas y más capaces, y los aliados deben aportar el dinero para que esto sea posible", argumenta.

Disuadir y defenderse del adversario ruso requiere, en primer lugar, pensar en el reparto de responsabilidades. En este contexto, informes como el del Laboratorio de Futuros del Center for Strategic and International Studies (CSIS) han propuesto indicadores más amplios para medir el compromiso de los aliados con la seguridad, como la diversificación energética (y su consecuente desconexión con Rusia) o los gastos en orden público y seguridad.

"Hay algunas inversiones que los europeos deben realizar que serían más urgentes que otras, como las tecnologías de vigilancia y comunicaciones espaciales y aéreas, pues, si [EE.UU] se retirara repentinamente, Europa aún tendría todas sus nuestras fuerzas armadas, pero no podrían verse ni comunicarse entre sí, advierte Loss.

De momento, si atendemos a los datos bajo los indicadores del CSIS, existe un panorama razonablemente optimista sobre la distribución de la responsabilidad en la Alianza. De los 32 miembros, al menos 14 están gastando más del 4% por ciento del PIB en "repartir responsabilidades", y otros 11 invierten más del 3%.

Aun así, las conclusiones de los expertos consultados son similares a las de la OTAN: ampliar el concepto de "responsabilidad compartida" no debe servir de excusa para recortar los gastos en defensa tradicional.

"Existe la posibilidad de que [en esta cumbre] terminemos no con una conversación sobre la transferencia de responsabilidades [EE.UU. delega la defensa de Europa sin negar su rol protector], sino sobre la descarga de responsabilidades", aventura Loss. "Retirar las fuerzas e infraestructura estadounidenses de Europa llevaría mucho tiempo, pero todo depende del compromiso político con la cláusula de defensa mutua [Artículo 5]. Y si eso se socava, entonces todo lo demás se derrumbará como un castillo de naipes", insiste.

El reto de los líderes europeos de convencer a su población

La presión de Trump a los líderes europeos para que aumenten su gasto en defensa los ha obligado a confrontar a sus poblaciones con decisiones difíciles. Hacer frente a la ambición rusa implica sacrificios, desde recortes en las prestaciones sociales hasta reinstaurar el servicio militar obligatorio.

"Hay conversaciones complejas al respecto, pues aunque algunos países ya cuentan con sistemas de reclutamiento, otros nunca los tuvieron o los abandonaron tras el fin de la Guerra Fría", afirma Loss. "Debemos crear mecanismos que sean equitativos intergeneracionalmente, y eso debe permitir también que quienes no se consideran capaces de servir en las fuerzas armadas puedan tener algo más que hacer para contribuir a una sociedad más conectada, confiable y resiliente frente a las amenazas rusas", contempla.

La otra opción es llegar a un acuerdo con Rusia a cambio de mantener el estilo de vida europeo, si bien las políticas de apaciguamiento se han mostrado históricamente contraproducentes (véase la conferencia de Múnich). Sin embargo, como recuerda Parkinson: "La diplomacia es mucho más barata que las armas, y si hacemos recortes en ese ámbito, cosecharemos los problemas derivados de la falta de capacidad para dialogar con países con los que no estamos de acuerdo".

Con todo, ningún líder europeo, salvo polacos y los países bálticos —Finlandia y Suecia entraron a la OTAN con la conciencia adquirida—, han impuesto aún estas medidas.

Más que un puñado de miles de millones de euros

Los analistas llevan meses avisando de que Europa necesita protección frente a una Rusia revanchista, con o sin el paraguas estadounidense. Aunque la guerra en Ucrania ha sido costosa para el Kremlin, su Ejército es hoy más grande, mejor armado y más experimentado que en 2022.

La presencia rusa en Ucrania a finales de 2024 ascendía a aproximadamente 700.000 soldados, una cifra muy superior a la fuerza de invasión inicial. Según un informe del Kiel Institute, Rusia aumentó en los últimos dos años un 220% la producción de tanques, un 150% la de vehículos blindados y artillería, y un 435% la de municiones de largo alcance.

"Su economía está impulsada por la producción bélica, y ninguna economía de Europa Occidental opera a ese nivel", adelanta el doctor en Logística Militar por la King's College of London, Ronald Ti. "Rusia ahora tiene el doble de efectivos que en febrero de 2022 a pesar del millón de pérdidas reportadas en The Economist hace unas semanas. Por ende, ya no se trata solo de lo que Europa 'debe hacer' [29 países miembros de la OTAN], sino lo que cada miembro de la OTAN [32] 'debe hacer'", distingue.

En caso de un hipotético ataque ruso a un país de la OTAN, la comisión de los planificadores militares de la Alianza prevé que los 100.000 militares estadounidenses estacionados en Europa se refuercen con hasta 200.000. Ante una posible retirada estadounidense del continente, los europeos deberían sustituir su vacío con hasta 300.000 soldados, de acuerdo con un informe del think tank Bruegel.

Este poder de combate es considerablemente superior al número de tropas europeas de la OTAN actualmente distribuidas en sus 29 ejércitos nacionales. "Debo recordar que Rusia solo tiene que preocuparse por un Ejército", señala Ti. Además, dotar a estas fuerzas de pertrechos suficientes es un desafío adicional.

"El movimiento de material hacia el frente depende de varios factores. Uno de ellos es si habrá algún sabotaje que impida que la OTAN mantenga su retaguardia completamente segura", prevé Ti. "Los puentes ferroviarios y cruces deben estar vigilados, dado que es relativamente fácil lanzar un dron en territorio europeo porque no hay controles fronterizos", reconoce.

El continente precisa no solo desarrollar capacidades logísticas, también medios para su protección, en especial tras la 'Operación Telaraña' y los ataques iraníes e israelíes, que han demostrado el riesgo que suponen los vehículos aéreos no tripulados.

"Actualmente no me parece que las unidades logísticas, particularmente en los ejércitos de la OTAN de Europa Central y Oriental, cuenten con la capacidad para defenderse de los drones. Lo único que he visto son sistemas de misiles de defensa aérea terrestres, que en realidad están diseñados para aviones a reacción, no para drones que operan en un espacio intermedio y generalmente no son detectables por el radar", expone Ti.

Alcanzar el marco de seguridad europeo solo será posible si se cumplen tres elementos clave: coordinación, logística y protección de puntos estratégicos. A su vez, la inversión en equipamiento militar en toda Europa tendría que aumentar. Dicho gasto representa actualmente alrededor del 0,7% del PIB, muy lejos del 1,5% deseado por Rutte. Pero el énfasis en el gasto militar "priorizaría otras formas de abordar cuestiones de seguridad, como la financiación de los presupuestos de ayuda internacional, las medidas contra la pobreza y la protección del clima; factores que contribuyen a la inestabilidad en todo el mundo", reitera Parkinson.

Por último, este compromiso deberá tener en cuenta la interoperabilidad, una asignatura aún pendiente en la OTAN. "Cada ejército de la Alianza tiene unidades de mantenimiento, cada una para su propia nación. Por ejemplo, los británicos poseen unidades de recuperación de tanques, pero solo para el suyo", revela Ti. "El hecho más particular ocurre en los países bálticos. El único elemento logístico que es 100% interoperable entre todas sus naciones [incluidos los ejércitos de la OTAN desplegados allí, entre ellos un contingente español] es probablemente el agua", declara tajantemente.